In a chilly kitchen at Travis Early College High School this week, students from the school's Institute of Hospitality and Culinary Arts welcomed parents, teachers and staff for the annual tamalada.
Chef and teacher Adam Phillips joined the Travis family this fall and was taking part in his first tamalada, or tamal-making party.
Phillips, who worked in restaurants for 15 years before becoming a teacher four years ago, said he had made tamales before, though not on this scale and not to the exacting standards of his students and their mothers.
“The kids are very particular about the salsa,” he said, laughing. “And you Dz’t use store-bought masa.”
Travis students, staff and family members spent three days cooking pork and green chile chicken, chopping vegetables and slicing cheese, and mixing seemingly endless bowls of masa to make their tamales—1,300 in total.
“They really know about the time it takes, too,” Phillips said.
Student Franchesca Jaimes said she developed her love of cooking at an early age.
“I remember it as one of the happiest times,” she said. “I just developed a huge passion for cooking.”
Franchesca shows her dedication to that passion every day, when her mother drives her to campus from Bastrop. Before moving to Bastrop, Franchesca had been slated to attend McCallum High School but transferred to Travis to be part of the culinary arts program.
“Deciding a career was always hard for me,” said the junior. “I’m still deciding on opening a bakery or a restaurant.”
The culinary classes are part of . Students in the institute also hold internships at hotels and other businesses in the hospitality industry.
Institute Director Jayma Vaughan said students learn about customer service and the basics of running a small business as they prepare and sell the tamales.
“But the students and the parents definitely teach us every year, too,” Vaughan said.
The dedication of those parents is one of the event’s strongest aspects, she said.
“We have a lot of parents whose kids have already graduated, and they come back every year,” she said.
This year, the parents who took part also added a treat for their students, cooking a hot breakfast for the children all three days.
Phillips said the family support is one of the highlights of the tamalada for him.
“A lot of mothers have taken off work to be here and to support their kids,” he said.
That sense of community and family are part of what he said makes him love his work.
“It’s the best job in the world,” he said. “I’ve never had a job before that I felt compelled to go to the way I do this one.”
For Franchesca, who remembered and looks forward to making tamales with her grandmother, “The best part is seeing all these people bond with all the students, and sharing this tradition.”
This year’s tamales were sold to district staff, and to students and families at Travis. All proceeds are used to pay for this year’s supplies, and any extra is considered a donation to the culinary arts program.
La Tamalada Anual une a los estudiantes, al personal y a las familias de la Escuela Travis
En una helada cocina de la Escuela Preparatoria de Universidad Temprana Travis, los estudiantes del Instituto de Hospitalidad y Artes Culinarias de la escuela recibieron esta semana a los padres, maestros y al personal para la tamalada anual.
El chef y maestro Adam Philip se unió a la familia de la Escuela Travis este otoño y participó en su primera tamalada, o fiesta de preparación de tamales.
Philips, quien trabajó en restaurantes por 15 años antes de convertirse en maestro hace cuatro años, dijo que había hecho tamales antes, pero no en esta magnitud y tampoco con los estándares de los estudiantes y sus madres.
"Los estudiantes son muy particulares en cuanto a la salsa," dijo, riéndose "y no se usa la masa comprada de la tienda".
Los estudiantes, empleados, y familiares de la Escuela Travis pasaron tres días cocinando puerco y pollo en salsa verde, cortando vegetales, rebanando queso, y mezclando recipientes con masa que parecían ser infinitos para hacer los tamales - 1,300 en total.
"Ellos realmente saben el tiempo que toma,” dijo Philips.
La estudiante Franchesca Jaimes dijo que desarrolló su amor por la cocina a una temprana edad. "Es uno de mis más felices recuerdos” dijo ella. "Desarrollé una gran pasión por cocinar".
Franchesca demuestra su dedicación a esa pasión todos los días, cuando su madre la trae al plantel desde Bastrop. Antes de mudarse a Bastrop, Franchesca iba a asistir a la Escuela Secundaria McCallum pero se transfirió a la Escuela Travis para ser parte del programa de artes culinarias.
"Siempre fue difícil para mí poder tomar una decisión sobre qué carrera quería hacer,” dijo la estudiante de 11o grado. "Todavía estoy tratando de decidir entre abrir una panadería o un restaurante".
Las clases culinarias son parte del programa de Carreras y Educación Técnica de la Escuela Travis. Los estudiantes en el instituto también mantienen pasantías en hoteles y otros negocios en la industria hospitalaria.
La Directora Jayma Vaughan dijo que los estudiantes aprenden sobre la atención al cliente y los aspectos básicos de cómo manejar una pequeña empresa mientras se preparan para vender los tamales.
"Pero los estudiantes y los padres también nos enseñan a nosotros todos los años," dijo Vaughan.
La dedicación de estos padres es uno de los aspectos más fundamentales del evento, dijo ella.
"Tenemos muchos padres cuyos hijos ya se han graduado, pero ellos regresan todos los años," dijo ella.
Este año, los padres que participaron también agregaron una sorpresa adicional, preparando un desayuno caliente para los estudiantes durante los tres días.
Philips mencionó que para él, el apoyo familiar es uno de los mejores aspectos de la tamalada.
“Muchas de las madres tomaron dias libres de sus trabajos para apoyar a sus hijos,” dijo él.
Ese sentido de comunidad y familia son parte de lo que le hace amar su trabajo.
"Es el mejor trabajo del mundo," dijo Philips. "Nunca he tenido un trabajo antes en el en el cual me sienta obligado a trabajar de la manera en que me siento con este.
Para Franchesca, que recuerda y anticipa hacer tamales con su abuela, “la mejor parte es ver a todas estas personas formando un vínculo con los estudiantes, y compartir esta tradición.”
Los tamales de este año se vendieron al personal del distrito, a los estudiantes y familias en la Escuela Travis.
Todas las recaudaciones se usan para pagar los materiales de ese año escolar, y cualquier fondo adicional se considera una donación para el programa de artes culinarias de la escuela.